lunes, 9 de julio de 2007

ANTES DE LA IMPRENTA

El amor es una forma, una creación, no sé si netamente humana, en el momento que la pura reproduccción paso a ser algo más. No sé en cuántos pasos la sexualidad humana se transformó en una batalla interior o en una sinfonía en la que cada neurona y cada órgano participa. Por ser tan integral, un poema debe intentar dirigirse hacia una totalidad que conforma el ser humano.

Hay gente que nos quiere conducir hacia un orden social que jamás existió. Para mí, personalmente, estas son las personas más incapaces de sentir humanamente.

Anónimo me envió una carta,
Sobrenombre su apellido,
pidiendo ayuda para encontrar un baúl
donde se quemó
el último silencio de Guttemberg,
no sé qué decirle,
sus palabras alambicadas
esos deseos insatisfechos
como quien se sienta en una hamaca
a mirar la muerte venir
con cascabeles,
ante todo, sus labios pudiendo avanzar
sobre los míos
hacer de mí un Stalingrado invisible
y yo lejano, como Pedro Páramo
esperando renazca,
de la roca de Moisés
Susana San Juan
convertida en unicornio.
No sé responderle la carta, esos gestos,
que recetó en las puertas
de su deseo,
con grafito de saliva que ascendió
esperando un beso,
¡tanto peligro! ¡tanto fraude junto
y, él, auténtico e inexistente!
Aún hoy no creo poder
sacar Macondo de mis entrañas
y decirle tres palabras
que comprenda
como un sí
o una mirada que lo abrevie,
porque ante todo,
antes de la imprenta
aún existía la mirada
y dos personas amándose.

No hay comentarios.: