sábado, 7 de junio de 2014

El Yermo

Esperé una respuesta,
mas no sabía que estabas acorazado a las preguntas,
quise determinar en los vestigios de tu última mirada
indagando en mis ojos...
algún dejo que calmara mi angustia,
mas no sabía que la última mirada
semanas atrás  había cruzado el espacio compartido.
Quise saber en el tono de tu voz
si acaso argumentarías algo para mí ajeno,
quizás había hecho algo yo indebido,
quizás no había pasado nada,
mas no sabía que vos encontrabas hartazgo
en los argumentos.
De tu silencio esperé respuestas
en los ratos de solaz esperé mensajes
mas lo único que obtuve
fueron campos cerrados en neblina
y noches sin estrellas.
No era necesario dar una explicación completa,
no eran necesarias hipótesis,
aunque fuera una leve indicación
que yo fuera capaz de interpretar,
palabras que rompiesen el silencio...
mas a veces siento que aro en el desierto.
¿Acaso tenía que decirte desde el inicio,
con puntos sobre las íes,
que yo necesito palabras para entender las cosas,
ojalá reglas claras y sinceridad?
Mas cada vez me convenzo más de seguido
que la gente cree que sus acciones hablan por sí solas;
para los que tenemos los ojos vendados a ellas,
cualquier movimiento en el aire es sólo viento.
Mas en tu caso fue diferente,
y eso es algo a lo que no me acostumbro,
en vez de acciones agitando el aire
y mucho menos palabras explicando tu universo,
vos no hiciste nada.
Y eso me agita con dudas,
¿sería acaso que tu inacción habla
con un eco sordo que no quise sentir?
¿o que tan poco te importa el asunto
que no quisiste que significara nada?
Para mí, que preferentemente vivo
en un mundo de signos
que me indican hacia qué lado virar
y qué reglas transigir,
tu silencio y tu inacción fueron explosiones en el espacio sideral
muecas sin movimiento y palabras sin vibración;
por eso cada vez que lo pienso
me cuesta más entenderte
si es que acaso querías que te entendiera.
Así, migrando a mi mundo de signos y señales
apostadas a las veredas,
intento olvidarme de todo
y escapar sin explicaciones dadas
sin ser capaz por tanto,
de asimilar el vacío de hechos
y me alejo de vos, que por tan pocos días exististe
si es que acaso alguna vez
estuvimos cerca.