lunes, 9 de julio de 2007

Insurrecciones internas

Salido del horno. Aún crepitando. Y aún corregible.

Día a día
me lancé a planear momentos contigo
me puse yo solito
a planear insurrecciones
contra arzobispos y órdenes establecidos,
pensé en lanzar panfletos de palomas mensajeras
ahora que el ser humano las extinguió
y que los helicópteros planean por los cielos
para lanzar chocolates y métodos anticonceptivos obligatorios
en vez de bombas pero con la misma intención,
todo lo diseñé para estar a tu lado,
para que me acompañaras a gritar
como Benedetti dice: rebeldía
y estar juntos en la calle
haciendo gala de nuestra relación ante las cámaras
para que no inventen que vamos por el sexo,
para que no digan que Moisés y la Cicciolina
lo prohibían,
desde que el mundo es mundo
y desde que el Prozac está disponible.
Me puse a planear por semanas
de remansos en medio del asfalto, sostenido por las luces
de la ciudad que eruptaba sueño y smog,
planes que se hicieron a pocos papel mojado
que se fueron como barcos de papel
a perder en las alcantarillas, planeé
en todo momento, por darle un respiro a mi vida
para anexarla a la tuya sin himnos ni te deums,
ni solemnidades que aborrezco
planée porque soy humano y pues,
estamos programados para eso,
dicen que nos sacaron de las ramas
(cuando pudimos entender el proceso detrás de fabricar
herramientas porque antes era una matazón de diantres),
pero yo no entendía entonces eso
y fui acusado porque dijeron que mis planes asustan a cualquiera
acepto por supuesto la acusación,
es mi responsabilidad ante mí y la Patria
y la Matria y las multinacionales del tabaco,
lo acepto, por supuesto porque
cada una de esas semanas
que fueron dichosas y verdes y llenas de pajaritos
me hice pensamientos
y construí castillos aún bajo la tierra
y sin eso, pues pucha,
¿qué haré de la vida?

ANTES DE LA IMPRENTA

El amor es una forma, una creación, no sé si netamente humana, en el momento que la pura reproduccción paso a ser algo más. No sé en cuántos pasos la sexualidad humana se transformó en una batalla interior o en una sinfonía en la que cada neurona y cada órgano participa. Por ser tan integral, un poema debe intentar dirigirse hacia una totalidad que conforma el ser humano.

Hay gente que nos quiere conducir hacia un orden social que jamás existió. Para mí, personalmente, estas son las personas más incapaces de sentir humanamente.

Anónimo me envió una carta,
Sobrenombre su apellido,
pidiendo ayuda para encontrar un baúl
donde se quemó
el último silencio de Guttemberg,
no sé qué decirle,
sus palabras alambicadas
esos deseos insatisfechos
como quien se sienta en una hamaca
a mirar la muerte venir
con cascabeles,
ante todo, sus labios pudiendo avanzar
sobre los míos
hacer de mí un Stalingrado invisible
y yo lejano, como Pedro Páramo
esperando renazca,
de la roca de Moisés
Susana San Juan
convertida en unicornio.
No sé responderle la carta, esos gestos,
que recetó en las puertas
de su deseo,
con grafito de saliva que ascendió
esperando un beso,
¡tanto peligro! ¡tanto fraude junto
y, él, auténtico e inexistente!
Aún hoy no creo poder
sacar Macondo de mis entrañas
y decirle tres palabras
que comprenda
como un sí
o una mirada que lo abrevie,
porque ante todo,
antes de la imprenta
aún existía la mirada
y dos personas amándose.

Boceto


No es de mis mejores poemas, pero es de mis preferidos. Es de la época que, sin muchos instrumentos, me embarcaba en la creación de una atmósfera sensual a través de imágenes sugerentes.


Los ojos
Cada vez más definidos,
la punta firme de la pluma
hundiéndose en el universo cóncavo del tintero:
la tinta, petróleo que desechas a un lado.
La marea que cae hacia las mejillas,
orejas que elevan vuelo como ángeles de celofán,
cabellos movidos por el eco certero
del canfín,
papel y cabeza, tetradimensionalidad.
No resisto el impulso de besarte,
entretanto construyes un cosmos de satén.
Llegas a mi pene, dudas un instante,
estiro mi pierna para compelerte;
vuelves en ti, haces el gesto infalible:
la genuflexión sin dudas, la caricia segura del remero
al cruzar las aguas
saciando la soledad de este puerto.
Pronto todo termina,
has peinado mi cuerpo en tu boceto,
de nuevo se clavan los ojos,
es hora de hacer el amor.


31/1/2006

viernes, 6 de julio de 2007

La Madre

¿Qué puedo decir de este poema, hermano gemelo de "La Anciana"? Que representa mi lado más empático, representar experiencias de personas que he visto, pero que no son yo mismo y me resulta por ende dimensionar emocionalmente, por supuesto. Como el mejor libro en mi opinión de mi venerado Mario Benedetti "Poemas de Otros" me deslicé hacia proyectar en los sentimientos, frustraciones y esperanzas de los demás lo que espero me permita servir para cambiar las injustas estructuras de la sociedad.
Me concedo la licencia de dedicarle este poema al equipo negociador del TLC, que tan maravillosamente llegó a comprometer las cosas que valen la pena de este país y que tan maravillosamente va a enviar de vuelta a miles de personas a la pobreza y la indigencia, en medio de un contexto mundial dentro del cual nuestros campesinos, cooperativas, grupos de mujeres, indígenas, etc, no pueden competir contra el mercado agrícola nortemericano. Bendiciones a todos los que firmaron con un vaso de champagne fino frío ese "acuerdo" mientras condenan a miles a la indigencia. No sé cómo logran dormir. Me indigna, de veras que me indigna.



Espumas de lavanda en la pila,
se recuesta la madre en la cama rota,
las goteras sumen el espacio
en ocre caliginoso de pantano,
el fogón tiempo ha
suspiró su carga de hollín en sus pulmones,
tose
esfuerzo inútil en querer deshacerse
de la nebulosa de estricnina, de alquitrán
en un mundo pequeño, apretujado,
roto en células
por los sollozos de tres y mil niños.
La madre se levanta sobresaltada,
han pasado apenas minutos pero cree fueron años
en ese universo, esa cápsula einsteniana,
en la que el tiempo no pasa, pero se envejece,
se despide de un pedazo de sí
en cada gripe y cada bocanada de alquitrán
y cada temor, de perderlo, de perderlos,
sin percatarse a ratos de que existe
…y se incorpora…aún la humedad de la pila,
aún la escasez, pero: los sollozos,
se levanta a amamantar al más pequeño
con sus senos tan mordidos y estirados por la práctica
con la lucha, con esos años que no son cronológicos,
que vienen sin anunciarse y se van
tatuándose en la piel y los ojos
(que pierden su brillo y todo, su consistencia)
pronto tendrá que hacer el café
y una o dos tortillas, lo mucho,
esperarlo venir, aunque nunca llega
excepto para estampar un niño más en su vientre
(inicialmente se resistirá,
mas caerá siempre) o ascenderá por instantes
a alguna realidad suprema
que se esfuma
como las estrellas fugaces en un firmamento sin electricidad.
Más tarde, otro drama, otro esperar el sustento,
otro humillarse, otro trabajar cuando se puede
y otro día cansado,
probando su bocanada de alquitrán.
Sin vuelta.
4/9/2005

Torres de Parafina


Torres de Parafina representa toda una época en la que buscaba las metáforas más poderosas y absurdas posibles. Como un intento de juntar mi pasión por un contenido predominante y una forma propia. El tema (muy paradójico, estudiando yo arquitectura), es la megalomanía humana, el deseo de dejar su pirámide, su muralla china, su firma personal en el mundo a pesar de que a las mayorías "se las lleve la trampa" y tengan que pagar y trabajar en la realización de este sueño de una persona que, por supuesto, moverá suelo y tierra para ver su proyecto de glorificación personal realizado.


Torres de parafina.
Viendo el suelo desde sus perdidas alturas
lubricando los cirroestratos
trofeos de un Babel sin lengua
las construyeron los obreros
de algún capitalista
para glorificar su nombre
y riquezas
ladrillo a ladrillo,
pérdida a pérdida
como falos para retar al infinito universo
y asustar a sus pies a los toros de lidia
asestar un golpe al milenario suelo
para que leyeran en sus muros la condena
el epitafio
de algún eficiente contratista.
Torres de parafina,
sin ventanas donde discurran los fotones de un demiurgo
gnóstico, alma salina
que pretende alcanzar con las yemas de los dedos
el principio del lejano satélite
que ve derretirse
sillar a sillar (rosas en esos labios)
las torres elevadas en el cielo perfecto irascible.

18/3/2006

Salomé II


Otra cosa que siempre me ha llamado la atención es la gama de mitos y leyendas que caracterizan la experiencia humana en este planeta. Hablar de Edipo, de Antígona, de Orfeo, en fin...es hablar de cosas que reflejan lo más profundo de la vivencia humana. Este fue el segundo poema que escribí sobre el tema de la princesa Salomé, uno de los relatos bíblicos que más me apasiona por todo su cariz trágico. La temática y el eje argumental empleado es la película de Carlos Saura, " Salomé", que hace uso de la danza y de una técnica fotográfica impresionante para contar un cuento que con 2000 años, no pierde actualidad. Por ende, el poema debía ser también muy visual.


Se desliza en el escenario
prenden la prenda
emprende vuelo hacia el trono
el cuchillo que blande en su pecho
se revuelca en la aurora
por los campos de Judea.
Herodías espera con suspenso,
ha sabido hacer de sus odios
instrumento
la debilidad e indecisión de Herodes
sus ojos que sigan, sus palmas que suenan
al vaivén de Salomé.
El bautista girando como un derviche
sobre su plataforma, taladrando
el cuerpo de la tierra, fornicando
con los cielos.
La hija que baila vorazmente
Al compás de amor que es paroxismo de promiscuidad
de odio, de deseo
se desenvuelve poco a poco
vaina de daga que recorre el banquete
hiriendo de furia la montaña, el desierto
despertando los muertos sin mesías;
se despoja de su cuerpo
convertida en águila que cae por sorpresa
se hace llama, viento
batalla furiosa contra la gravedad
se libra de la forma, de la masa
sus brazos ya no son suyos…son alas
que agita en manos de lo invisible
desaparece la luna, la fogata
rompe en silencio:
el crepitar de sus pasos en el suelo
arguye peleas con la materia
vuela y explota en su seno
cae
y se eleva, se deja poseer
su cuerpo en manos del soberano
pide algo
que no es poco,
que enerva la noche,
una bandeja y en ella trozos de su corazón
jirones de palabras
tizne, el fondo de la nada se entinta
con la fluidez de la sangre
se deja envolver Salomé en lágrimas
en la tierra intacta de la venganza,
entierra en su vientre la daga.
15/12/2006

Periplo

Otro oldie. Pronto empezaré a escribir de nuevo. El ser humano no debe ser refrenado en su búsqueda del cariño y de brindar cariño. Lo opuesto es inhumano.

Periplo breve que emprendo,
aceitando los goznes
de mi cinismo
verte entre la gente
que no me importa
saber instantáneamente
que eres diferente, un pacto
entre la naturaleza y la eternidad
que no entiendo, pero quiero
libar con fruición.
Es un periplo bendito
sin genuflexiones o esclavitudes
mas lleno de ternura, de sinrazón
voz y piel
y formas que se divierten, de noche,
en la pared.
(Lo hago sin ver lirios en un funeral
o dagas en el abrazo).
Espero verlo pronto…en ti
o cocinando lentamente
en palabras de afecto,
tomarte de alimento y vela, eso espero
hagas brotar de mis hombros
huertos,
jardines y mis ojos manantiales
y te hundas en los prados
que aderezo para los dos
(porque tú eres pasto
que me envuelve, pellizca
mi cuerpo, me humedece)
5/1/2007

Noche en el Autobús


Este poema es u auténtico "oldie" que aprecio mucho. Intenté capturar la vida rutinaria y asfixiante (aunque muchos no lo notan) del mundo cotidiano de quienes no se espera otra cosa que en su vida produzcan y consuman. Es un grito por la libertad del ser humano y su capacidad de liberarse de las cadenas que le oprimen, comenzando por el propio conocimiento de su realidad.


Una de estas noches, una de tantas,
observando detenidamente la calle
corriendo ante mis ojos,
desplegándose, dirías,
una ventanilla entre ella y yo
y ¡claro!, lluvia
golpeando el cristal frío y empañado,
queriendo entrar y formar torrentes
en el piso metálico;
alguien tose dos asientos enfrente,
por acá un desencuentro por celular,
al fondo una ranchera como pasajera incorpórea:
nadie se percata de la sala de exhibición que
hemos montado,
tras del cristal no hay nadie, pensaremos
estando en posición de privilegio, de altura,
vemos corriendo el mundo:
las luces, los vehículos, el indigente, el perro,
la cortadora de pelo de ébano del lugar donde hacen trenzas,
los que esperan amontonados en las paradas de buses
respirando el aire caliente de los demás
y la noche misma.
Espero ver a alguien conocido,
sabiéndome visto, no solamente observador
tras tan débiles almenas,
¡no sólo yo! ¡no sólo quienes veo!
El que tose, el que ya increpa a alguien por teléfono,
El chofer que se escuda tras el parabrisas
¡y ese gesto entre bostezo y grito
al recibir unas monedas en cada parada!,
todos tras de una cortina inservible
una vitrina hecha de vidrio y metal
queriendo ser deshecha por las gotas de agua
deslizándose por las ventanas
y el limpiador del parabrisas en un gemido hueco,
por supuesto la noche atacándonos,
recordándonos la sopa de sudor y sueño
que somos tras de todo un día
corriendo, hablando, peleando, hundiéndonos
en fin, viviendo vidas de monigotes
…que la ranchera lejana recuerda somos
una sopa de desencantos y rutinas
¡aberración tan grande de la verdad!
sigue el gemido la noche en las lámparas de la calle
olor de pollo frito, se acerca un bar,
noche para quedarse en casa, dirías
ni siquiera salir de la cama en todo el día,
nadar juntos los dos desnudos por el sol
pero, sin ambages,
la vida no es así:
no huele a salvia y yerba buena;
todo es sudor, bocas secas, hambre en el estómago
y un chillido que no entiendo del todo
mientras una doña le añade voz de soprano
a la orquesta infernal y cacofónica del autobús
entretanto yo, ahogado, alcanzo la Iluminación
sintiendo las ondas de cada sonido acuchillándome:
muerte, sólo espero sentirte,
espero sentirte acurrucándote cerca de mí
no el imbécil que ronca al lado,
tan triste el espectáculo de vuelta del trabajo
nula la mente que lanza
sus mugidos a la noche,
todo acontece, en esta pasarela de miseria,
sintiendo el aliento del tedio en mi cuello;
me levanto, resbalo un poco
por el camino de huellas húmedas
apenas me dejan apearme,
no veo hacia atrás, no tiene sentido
ver desde afuera esta noche de variedades
gratis,
infame:
ya estoy más cerca de ti
(si existieras), pero igual
estoy más cerca de ti.
8/7/2005

María Betania y el perro de ojos como carbones ardiendo


Este poema lo dedico a toda la gente que a lo largo de la historia ha sido aplastada por la ignorancia, los prejuicios, la insensibilidad de quienes le rodean. Lo dedico a los hogares y países donde aún realizan la "circunsición" de las niñas (para que de adultas no puedan disfrutar las relaciones sexuales, gran pecado...), lo dedico a las sociedades donde las mujeres se cambian por objetos y son tratadas como tales, ya sea que vistan burka o bikini. Y las sociedades, como las nuestras, donde aún hay quienes creen toda la chatarra mental de la colonización española como de la mayor actualidad.


María Betania desliza sus ojos por una rendija
mejillas planeando por la leve brisa
entrando por la puerta
que abre la puerta a un mundo tétrico,
prohibido
¡tanto temor le han inspirado en cuentos
de perros de ojos de fuego!
No es necesario decir que tiembla
intentando armarse de ánimos
para extender su mano
con la llave bajo el colchón
presa de su curiosidad
a entrar por el metálico picaporte,
chirrido que siente de pronto
ese es un ritmo lento
(nada como los mambos
que suenan en la radio ubicua
con su baile diabólico),
quizás así pueda oír bufar al perro
con ojos de fuego
y cadenas pesadas arrastrando el polvo
con carbones ardiendo,
finalmente...suena hueco
la puerta de amenazante verde tierno
se mueve sola
como movida por un satánico aliento
cede y se pliega
cual si un deseo de Merlín
lo hubiese hecho;
es tan pronto y llega casi a los trece años
porque aún cree en la cigüeña
y en el doctor Moreno Cañas, el milagrero,
usa los rizos a lo Shirley Temple
si es que no se ha muerto
(su madre quiso llamarla Shirley),
su cuerpo que vive cambios misteriosos
como extraños
y esos dolorosos y perversos fluires de sangre
de su cuerpo,
dice su abuela es el llanto de la Dolorosa
y cosa mala, de la que no hablar;
por eso es curiosa y divisa el débil hilo de luz de algún sol
sobre un baúl mohiento,
tal vez lo que halle allí le explique
por qué tantos cambios súbitos y extremos
(por cierto, por ningún lado
el bandido perro).



1/5/2006

martes, 3 de julio de 2007

Huida fallida

Con poemas como estos me permito ir expresando poco a poco temas que son capitales en mi vida.

Acta est fabula.
Augusto

Te fuiste
como tantos peregrinos que huyen de su nombre
en fin
de la totalidad de su existencia
tatuando sus etapas en largas sentencias,
te fuiste a paso de atleta
primero, perdiéndote en la selva
despojándote de recuerdos, arrastrándome contigo
anclado a tus tobillos
al sabor húmedo de la lluvia
que caía
en cámara lenta
me llevaste... a regañadientes
como no podía ser otra cosa,
te perseguí con mi rostro
cual efigie antigua
como la furia de los dioses
la insatisfacción de mis sueños
sin cumplir,
te clavé las dagas que guardaba en mi bolsillo
para detenerte
y mis furias e insatisfacciones extensas
en la marcha forzada que seguías
en tu huída
en el vapor que veías elevarse
como una condena;
por la marcha que se hacía ya dificultuosa
te dejé morir
roto como una cadena
engarzado entre dos segundos
o dos rayos de luna y
los focos de los autos nos perseguían
acusaban a mi nombre tu perecer
aunque no había nadie
y no había razón alguna para no hacerlo,
mae, me volqué todo yo a esa meta
cada neurona, cada gota de sangre, cada miseria
cada segundo desde el momento de abrir los ojos
me volqué a esa meta
largamente pedida, por no sé cuántos minutos
te pedí regresar a tu paso
pero estabas ahí,
vuelto estático, como enervado por mi sola existencia
roto en eslabones en la noche
y avanzando con otro espíritu,
me tocó a mí morir,
en mi casa y fuera de tu presencia.