miércoles, 28 de febrero de 2018

No estoy incompleto, no necesito "restaurarme”.

No estoy incompleto, no necesito "restaurarme” 

Sé desde los 9 años que soy gay, fue algo que simplemente empecé a sentir, como parte de un proceso natural, como despertarse un día y sentir que experimentaba las cosas de manera diferente. Durante años perdidos de mi infancia y adolescencia luché contra mí mismo por eso, por mi temor al rechazo social...por la idea de un dios castigador, que me había impuesto el ser eternamente señalado por los demás. Pero crecí, viví, experimenté la vida y aprendí a amar desde el fondo de mi ser a los hombres maravillosos que han compartido mi camino. Y ya han pasado los suficientes años como para aceptarme plenamente, ser feliz y sentirme orgulloso de ser quien soy, con todas mis complejidades, defectos y virtudes.
Con enorme determinación he vencido obstáculos que eran o veía enormes; con el apoyo de gente valiosa -mi familia, los amigos que he hecho en el camino- he podido concentrarme en construir mis sueños; enfocándome en mí mismo he llegado a conocerme y amarme, sabiendo que lo que uno es y siente importa muchísimo más que las opiniones ajenas; venciendo temores me he convertido en un ser humano integral, un profesional. Aún más, apoyado en mis convicciones, me he unido a otras personas para soñar y luchar por un mundo de igualdad y respeto, donde todas las personas puedan desarrollarse en la plenitud de sus capacidades.
No tendré el sistema de creencias que Fabricio Alvarado y los suyos denominan "moral" y "valores tradicionales", pero tengo un sistema ético fuerte, que uso en todo momento y que, unido a mi conocimiento de la historia, me hace condenar la política basada en el odio, en la división, mono temática, oportunista, carente de seriedad. Esto no es la política en la que creo: la de servicio y de transformar para bien el país y el mundo.
En este momento, tenemos desafíos enormes como país: la situación económica, la crisis de la infraestructura, nuestro modelo de urbanismo expansivo, la prevalencia de la pobreza y la desigualdad, la inseguridad ciudadana. También tenemos enormes desafíos como humanidad: el cambio climático, las guerras, la creciente brecha entre ricos y pobres, la violencia política y religiosa, el tráfico de drogas y de personas. Son cosas que debemos abordar desde el gobierno y nuestras acciones diarias. El que dos personas del mismo sexo puedan validar legalmente su amor y su camino común, el que una persona trans pueda disponer finalmente de su nombre y su identidad según la siente en su corazón, NO son uno de esos problemas y, aunque no deban ser el tema central en esta campaña, ciertamente el contar con esos derechos transformará profundamente y para bien la vida de miles de costarricenses, que vivían en un vacío legal, teniendo que luchar a diario con el rechazo de gente de mente y corazón estrecho.
Pensemos antes de votar. Votemos por las propuestas, no por la improvisación. Votemos por la coherencia de discurso y acciones, no por la retórica vacía y cobarde del que dice "no discrimino", para luego proceder a discriminar. No al odio en Costa Rica.

27/02/2018


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