domingo, 22 de abril de 2007

A pesar de todo, seguiré luchando






Otra vez estoy aquí, tratando de bajarme la furia de mis arterias. No hay mecanismo que pueda lograrlo. No hay nada. ¿Cuando dejaré de creer en la posibilidad de una relación que dure más de tres semanas? ¿Cúando empezaré a desechar gente como me desechan a mí? A veces me pregunto esas cosas en estos casi tres meses que han pasado, pero no hay respuestas fáciles.


Acaso, si se pudieran predecir esas cosas, estaría feliz. Pero no existe la predicción. Soy un fanático de las certezas. No hay nada que más deteste que el no poder comprender o saber por qué ciertas cosas ocurren en mi vida. Pero las dudas le dan valor a la vida, lo contrario sería ver pasar ante nuestros ojos las imágenes de una película muy mala, de esas que ya se sabe que va a morir o se va a enamorar tal o cual personaje, pero en parte por esto es tan mala, porque no sirve para la vida. La vida es de por sí, llena de incertezas.


Sin embargo y por si las dudas, me entregaré a las incertezas y me seguiré dedicando a mis causas, poniendo todas mis energías en ellas y no es que pretenda que me exalten o convertirme en un mártir de cosa alguna, simplemente me seguiré dedicando a mis luchas y seguiré buscando el verdadero amor, con el mismo denuedo, con la misma seguidilla de chascos y pequeñas tragedias, posiblemente me deprima y psoiblemente mande todo al diablo de vez en cuando. Posiblemente me corten cada vez. Posiblemente me digan que no hay forma de entendirme. Y quizás ceda muchas veces, pero siempre retornaré a la senda que me he labrado. Aunque la sociedad se oponga. Aunque me digan estupideces. Aunque llueva fuego del cielo. Seguiré luchando. Porque uno no puede vivir sin convicciones y sin sus valores. Y yo confío plenamente en ellos. Y sé que debo cambiar mi actitud, mas no los principios que muchas veces los han guiado de formas negativas. Mi mayor afán es, por ende, ser consecuente conmigo mismo y así, poco a poco, ser más humano cada vez: más íntegro, más consciente de mi imposibilidad de ser perfecto, más consciente de mi papel en la sociedad como un agente de cambio. Por eso no me rindo, porque en última instancia sé que todo por lo que lucho tiene un valor y una significancia por lo que ciertos sacrificios valen la pena. Sé que luchar, sin importar el resultado, vale la pena. Y lo estoy aprendiendo poco a poco.

Y gracias a Marjorie, mi meor amiga y el ángel de mi vida. Y a Tati. Y a tanta gente que me acompaña en esta senda.

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