lunes, 30 de abril de 2007

Creencia


Un imbécil como cualquier otro,

eso creíamos que era

lo creía yo:

yo te lo hice creer,
ambos lo creímos, pues,

al final ambos construimos un monumento

a nuestra indecisión y arrogancia

era un juntar de manos

para hacer un montículo

donde enterrarme;

yo era el que más daba paladas

mi torso desnudo

enjugaba ríos de niebla

bajo el sol de abril,

tú, tus brazos eran una palanca de Arquímedes,

de esas que creen poder mover al mundo

en instantes me imaginaba sentirlos cerca,

a ratos como goteras lentas y acompasadas.

Al final todo quedó hecho:

creimos y me enterraste,

mi recuerdo, mi sombras, mis dudas

todo (nada podía faltar)

mas así y todo

quedábamos incompletos

algo faltaba, una pizca de furia más,

otra piedra rodada hacia abajo

de los pies de Sísifo,

otra bala, en fin...más de cualquier cosa

era eso, y ya hecho todo,

pude acostarme al contemplar

tu rostro hecho firmamento.

Y yo, sólo una ciudad reseca.