viernes, 19 de diciembre de 2014

31 años

31 años de vida. Conforme pasan los años, me doy cuenta de la relatividad del tiempo. Hace apenas un año los aspectos pendientes en mi vida, eran muchísimos y enormes. Hoy he superado muchos y hay otros que estoy por superar.

31 años. Uno se percata con el tiempo de las cosas realmente importantes: la sonrisa y el consejo del amigo, el poder cocinar con la familia, el salir en una mañana a correr y sentir la brisa fresca en el rostro, el aprender cosas nuevas, el poder expresarme en un poema. Se percata que construir sobre las ideas o expectativas de los otros, es como tratar de plantar cimientos en arenas movedizas.

31 años. ¿Estoy donde quiero llegar en mi vida? Creo que estoy más cerca de ello, pero todavía requiero invertir esfuerzos diarios en construir el Esteban que quiero ser. Pero sí sé que he logrado algo enorme: nunca me he sentido más yo, más pleno, más en paz, más seguro de lo que quiero ser.

31 años. ¿Qué me depara el futuro? No sé. Tengo planes muy específicos, en los que tengo fe y espero que me lleven mucho más allá aún de mi zona de confort. Pero dentro de mí tengo la certeza de que los cambios, los planeados y los que llegarán sin anunciarse, los viviré con creciente fortaleza.

31 años, vivir es un tesoro. No lo olvidemos.

lunes, 15 de diciembre de 2014

Carro Estelar
















J'ai cessé d'aimer, car l'amour est de persister dans l'erreur

Podía sentir de pronto el peso de mis manos
cuando ellas caían hacia el centro del sol,
sentía también el vacío de mi coraza
volviéndose pasto de las llamas.
Eras vos el único que ascendía
la mirada cada vez más perdida en un lejano cometa,
te hacías más pequeño en mi vista
pero dibujabas una estela negra que invadía todo mi cielo.
El campo visual se tornaba combustible
como la noche en que te callaste por primera vez,
ahora que habías hablado, de pronto
me sentía como si un silencio se perpetrara
entre las reacciones termonucleares.
De pronto dormí como en un gran abrazo,
recordando que de tu distancia
sólo trozos de existencia podía juntar.
Las mentiras que eran expresadas en tus silencios,
dejaban de importar frente a un abrazo que era inmenso.
En medio de la llama, eras cristal e indiferencia,
eras para mí a cada instante un trozo más pequeño
de esta furia que se ha apoderado de mí este año.
Donde yo podía haber escalado
con mis manos entre partículas encendidas
decidí más bien caer por el efecto de una gravedad incrementada.
Entonces me dirigiste una última mirada,
mi mente se había abierto como la corona de una supernova
y comprendí que no era yo, sino un gesto vano a la inmensidad rojiza.
Otra vez, girando sobre el reverberar de tus silencios,
me di cuenta que el futuro, de haberlo,
quedaba de alguna manera
más allá del punto en que te habías convertido en el cielo