jueves, 10 de julio de 2008

Homo sum et nihil humani a me alienum




El final del semestre significa el final de los impulsos que lo motivan a uno a tapar un hueco haciendo un bache, sin percatarse. De pronto estoy en vacaciones y estas no terminan de cristalizar, me he llenado de actividades para igualmente volver a evitar las discusiones, pero he dejado mi pobre blog en la soledad. Es por eso que escribo un poco para ir retomando el ritmo.

Alrededor del día del décimo aniversario del Colegio en el que estuve, el Colegio Humanista, ¿qué no decir? Por un lado queda la conciencia de que con los años me he convertido en una persona mucho más fuerte, determinada y segura, por el otro enfrentarse cara a cara a los rostros del pasado resulta a veces terapéutico, a veces traumático. Esa vez fue lo primero. Fue enfrentarme a las épocas en las que las inseguridades saltaban de mi mirada como ranas a pozos de furia. Hoy, ya cerca de la cuenta final de mi vida académica, enfrentado al pasado, no dejo de mirarlo con cierta ironía y a veces con inclusive la sensación de por encima de superarlo (cuando antes me cazaba) haber logrado integrarlo a la persona que soy hoy del modo menos duro posible. Hoy ese capítulo como otros tantos forma parte del archivo interior que raramente consulto no porque quiera evitarlo sino porque ya no siento las mismas cosas que antes, es como si fueran vivencias superadas y no porque las quiera omitir del libro de mi existencia como hay gente que borra capítulos enteros "porque no son bonitos". I embrace them.

Es curioso ver a las personas y notar que las divisiones que yacían en ese entonces y que eran tan verticales, no lo son ya tanto. En todo caso, ¿qué importa que lo sean, aún en sentido inverso? Sin embargo, siempre queda espacio para seguir desescombrando, para seguir apilando en el lugar que corresponda los restos de las experiencias de tantos años: el 85 % cronológico de mi vida que viví arrastrándome a pesar de que todo pareciera ser tan bueno: en efecto, por encima de los resultados académicos exquisitos, de las competencias y delegaciones internacionales y de la gente enorgulleciéndose de mi sin siquiera conocerme vivía como la estatua de pies de barro bíblica. Carecía de fundamentos, carecía de capacidades de aprender de mis experiencias, carecía del conocimiento propio y muchísimo más del de los demás como para apechugar con mis debilidades y fortalecer más virtudes que no fuesen las intelectuales.

Pero habían otros problemas: la soledad, la omnipresente soledad, los constantes conflictos con todo mundo y la multitud de secretos que no podían salir a la superficie. Es por eso que ese 15 de noviembre del 2002 fue el inicio de un antes y un después, no significaba en lo más mínimo que los problemas y los procesos que vivía terminarían, pero me obligó a enfrentarme a los dos mayores secretos, claramente el mayor de de la homosexualidad. Y los cambios serían muy paulatinos. Y luego se acelerarían. Hasta que finalmente el poder salir a la calle y mostrarme orgulloso por lo que soy no resultaría ser el horror de años antes. Y llego a hoy día: la gente a veces me destaca por uno u otro aspecto, a veces me odia (sobre todo por mi falta de disimulo de mi orgullo), pero ya no importa el sentido de vigilancia social como antes, ya no es relevante tanto lo que puedo aparentar como lo que puedo ser y hacer. Espero no inclinar el estandarte de mi vida, cada experiencia, cada trauma, cada pelea, cada triunfo verdadero o pírrico y cada paso adelante a pesar de tantas cosas: es parte igualmente de mi. No se puede renunciar. No se puede renunciar a las cosas que más me importan: el afán de perfeccionarme, la lealtad hacia mis amigos, la sinceridad, mi afán de excelencia, mi gusto por aprender más y más...son cosas que en la vida profesional se dejan de lado, se renuncia a ellas, se pretende que la persona que pueda enmascararse mejor es la más exitosa. Si uno no se conoce, si no sabe crecer, si no sabe defender lo que se es y si no se sabe aprender de los errores, ahí sí están las trampas.

Hoy día estoy de nuevo en un compás emocional: aquellas cosas que en cierto modo quería en cierto modo que articularan las diferentes partes ya no están. Es en cierto modo el grado de derrota que uno debe aceptar, no son luchas por las que pueda simplemente dejar de luchar, pero mientras tanto descubro que en cierto modo fueron el barniz, no el puntal. Y duelen, claro que duelen, son imprevistos cuando uno lo que más espera es tener un poco de estabilidad. Pero por mientras quiero seguir averiguando las posibilidades que me quedan por explorar y me va bastante bien. Por el otro hay días como hoy que uno se desacomoda un poco y necesita verter esos sentimientos. En cierto grado, insatisfacción, tanto de la buena como de la mala. Y eso me remite tanto a los años del colegio en los que conocí a la persona que más me ha acompañado en mi vida por más etapas que casi ninguna persona, mi adorada Mar. También a las experiencias más graciosas, al mentado viaje a Talamanca, a nuestros idiosincráticos profesores. Y por supuesto, al enorme aprendizaje que obtuve, definitivamente no hubiera entrado en la lucha social ni me hubiera asumido como el ser humano que soy si no hubiese asumido la frase del poeta, como propia: "Homo sum et nihil humani a me alienum"

3 comentarios:

Isra Jr. dijo...

Es bueno tener la oportunidad de recordar capítulos de la vida que han pasado, no importa si son bueno o malos, y lo mejor de todo es recordarlos con positivismo pese a que hayan sido negativos algunos de ellos, me alegra mucho que tenga una perspectiva así y me alegra aún mas el hecho de que haya tenido la oportunidad de estar en esa actividad en el humanistico, al parecer fue algo bastante positivo para ud...

mosco dijo...

qué bueno verte de vuelta x acá (con un post un toke largo, p reponer... jeje)
como decís acá -y un poco también lo que dejaste en mi post de niñez-, lo valioso que tiene toda experiencia pasada es que x todo eso somos los seres humanos que somos ahora, es parte de, es crecimiento; y lo que quizá uno no entiende en el momento, tarde o temprano se le encuentra explicación..
un abrazo

Thiago dijo...

Bueno, que bueno que volviste y con este ejercicio de introspección, cari... Un saludo a ti y a mar entonces... y espero leerte ahora de vacas un poco mas a menudo, ajustadas ya las cuentas con tu etapa escolar, jajaj
Bezos.