Me gustaban muchas cosas,
muchas de ellas ya idas:
me gustaba el helado, preferiblemente de
chocolate y menta,
la luna, mucho, verla salir tras de una nube
verla deshilacharse y surgir,
mucho era lo que me despertaba
ver una escena amorosa en el cine,
ser tocado y que me rodearas
por detrás con ternura,
caminar en la montaña a tu lado,
tu risa y tu buen humor,
el cariño, el que no me quisieras cambiar.
Me gustaban porque no me hacían sentir como mierda,
como todos quieren que me sienta,
entre otras cosas me gustaban los pequeños regalos
que me escribías, nunca nadie me hizo eso
y por sobre todo, me encantaba
verte venir de lejos, y decirte con la mirada
-o tratar de decir-
con la mirada: te quiero.
Pero esos eran gustos de ayer
eran cosas que se perdieron
que ya no me tientan
que no me alegran
ni me excitan,
todo se fue al fondo
de esos baules donde de viejos
empezamos a sacar los objetos más disímiles
o nuestros descendientes encuentran con asombro,
todo se fue raudo para allá, no creo tener más energía
para engañarme como hice,
todo queda para nunca.
Vos también, por desgracia.
1 comentario:
Derretido es la palabra correcta en este momento. Quizás como al helado de menta con chocolate. Quizás como alguien que se identifica con toda la fuerza y la pasión de lo que has escrito. Derretido y ya está. Derretido y ya estoy.
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